08/10/2025

Blog 6: Los estripagecs andorranos: entre la protección y la tradición

Blog 6: Los estripagecs andorranos: entre la protección y la tradición

Los estripagecs son barrotes de hierro forjado con puntas irregulares hacia los laterales que tradicionalmente se colocaban en las ventanas, balcones y puertas de las bordas y casas en los pueblos del Pirineo y en Andorra. Su nombre proviene del catalán pirenaico: “estripa” (rasgar, romper) y “gecs” (chaquetas), haciendo referencia a la idea de que estos elementos podían “rasgar la ropa” de los ladrones o intrusos que intentaban acceder al interior de las viviendas.

Aunque estos barrotes actuaban como barandillas o protección real, su función principal era disuasoria, y muchas veces estaban cargados de un simbolismo mágico o supersticioso: también eran una especie de amuleto contra los malos espíritus o la mala suerte.

Los estripagecs tienen su origen en la arquitectura tradicional de los Pirineos. Empezaron a aparecer entre los siglos XVIII y XIX, cuando el trabajo del hierro forjado se popularizó y los herreros —artesanos locales— comenzaron a incorporar diseños decorativos en los elementos funcionales de las casas.

Con el paso del tiempo, los estripagecs se han convertido en un símbolo cultural e identitario de Andorra, especialmente visible en la arquitectura tradicional de pueblos como Ordino. Y precisamente ha sido el Comú de Ordino quien, en los últimos años, ha querido dar nueva vida a este símbolo a través de una iniciativa tan original como inspiradora.

Con el proyecto “Estripagecs al vent”, el Comú ha instalado réplicas de estos elementos en seis de las cumbres más altas de la parroquia, como el Casamanya, la Serrera o el Estanyó. Estas esculturas, creadas por el artista Pere Moles, unen arte y naturaleza, y nos invitan a redescubrir el patrimonio cultural de Andorra desde las alturas.

El objetivo es doble: por un lado, rendir homenaje a la historia y a las creencias locales; y por otro, fomentar el respeto por la montaña, el deporte y el descubrimiento del territorio de una manera simbólica y participativa. Además, se ha impulsado un reto excursionista, animando a turistas y residentes a coronar estas cumbres y compartir la experiencia en redes sociales.

Así, los estripagecs han dejado de ser solo elementos del pasado para convertirse en guías silenciosas que, desde las montañas, nos hablan de la fuerza de una cultura que no quiere perder el hilo de su historia.

Regala una estancia